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Dos años después de finalizar un ensayo aleatorio que mostró beneficios de la suplementación diaria de vitamina D y ácidos grasos omega-3 para reducir el riesgo de enfermedades autoinmunes, se observa que los efectos positivos de la vitamina D disminuyeron después de suspender el suplemento, mientras que la protección de los ácidos omega-3 persistió durante al menos 2 años adicionales.

En el estudio VITAL, que originalmente investigó los efectos de la vitamina D y ácidos omega-3 en cáncer y enfermedades cardiovasculares, se encontró que 5 años de suplementación con vitamina D redujeron el riesgo de enfermedades autoinmunes en un 22%, y 5 años de suplementación con ácidos omega-3 redujeron el riesgo en un 18%.

En una extensión observacional del estudio, los investigadores concluyeron que la protección contra enfermedades autoinmunes de la vitamina D no era estadísticamente significativa después de suspenderla, pero los beneficios de los ácidos omega-3 seguían siendo significativos.

El estudio sugiere que la suplementación continua de vitamina D podría ser necesaria para la prevención a largo plazo de enfermedades autoinmunes, mientras que los beneficios de los ácidos omega-3 podrían perdurar al menos 2 años después de discontinuarlos.

Los resultados también indican diferencias en los efectos según la enfermedad autoinmune, siendo la vitamina D más efectiva para la psoriasis, mientras que los ácidos omega-3 mostraron mayor protección para la artritis reumatoide e enfermedad inflamatoria intestinal.

Expertos sugieren que, aunque ambos suplementos pueden ofrecer protección contra enfermedades autoinmunes, los efectos pueden variar entre pacientes y enfermedades específicas.

Adaptado de

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En nuestra búsqueda constante de bebidas refrescantes, a menudo nos entregamos a la tentación de opciones azucaradas. Pero, ¿qué impacto tiene este hábito en la inflamación de nuestro cuerpo? En este artículo, exploraremos la conexión entre el azúcar y la inflamación, destacando los mecanismos detrás de esta relación y ofreciendo alternativas más saludables.


La Inflamación: Un Vistazo Rápido. La inflamación, una respuesta natural a lesiones o infecciones, puede convertirse en un problema crónico si no se controla. La elección de nuestras bebidas diarias puede desempeñar un papel crucial en este proceso.


El Vínculo entre Azúcar y Respuestas Inflamatorias. Estudios sugieren que el azúcar, especialmente los azúcares añadidos, puede desencadenar respuestas inflamatorias en el cuerpo. La conexión radica en varios mecanismos, desde el aumento de glucosa en sangre hasta la producción de citocinas proinflamatorias.


Desencadenamiento de Respuestas Inflamatorias: El exceso de azúcar activa vías metabólicas que desencadenan respuestas inflamatorias. Este proceso puede contribuir al desarrollo de enfermedades crónicas.


Estímulo a la Producción de Citocinas Proinflamatorias: El azúcar puede aumentar la producción de citocinas proinflamatorias, contribuyendo al estado inflamatorio y al riesgo de enfermedades asociadas.


Estrés Oxidativo: El metabolismo del azúcar puede generar estrés oxidativo, dañando las células y desencadenando respuestas inflamatorias como parte de la reparación del tejido dañado.


Promoción de la Resistencia a la Insulina: El consumo elevado de azúcares contribuye a la resistencia a la insulina, asociada con la inflamación crónica y enfermedades metabólicas.


Disbiosis Intestinal: Cambios en la microbiota intestinal debido al exceso de azúcar (disbiosis) también se han vinculado con la inflamación y diversas condiciones de salud.


Activación de Vías Inflamatorias Específicas: El azúcar activa vías inflamatorias específicas, como la vía NF-kB, aumentando la expresión de genes proinflamatorios.


Modificación de Proteínas por Glicación: El azúcar puede unirse a proteínas, formando productos finales de glicación avanzada (AGEs), los cuales desencadenan respuestas inflamatorias y contribuyen al envejecimiento y enfermedades.


Alternativas Saludables: Para mantenerse hidratado sin los riesgos asociados al azúcar, se pueden explorar alternativas saludables como infusiones de frutas y hierbas, agua con gas natural o té verde sin azúcar.



En resumen, el consumo excesivo de azúcar puede desencadenar y perpetuar procesos inflamatorios en el cuerpo, contribuyendo al desarrollo de enfermedades crónicas. Optar por alternativas más saludables, junto con una reducción consciente del azúcar en la dieta diaria, puede ser clave para prevenir la inflamación crónica y promover la salud a largo plazo. Tomemos decisiones conscientes para cuidar de nuestro cuerpo y disfrutar de una hidratación refrescante sin comprometer nuestra salud.

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La vejez presenta un estado inflamatorio peculiar conocido como "inflamación del envejecimiento" o "inflammaging". Este fenómeno, caracterizado por una inflamación de bajo grado y crónica, se cree que contribuye significativamente a enfermedades relacionadas con la edad y al proceso de envejecimiento en sí, y se manifiesta en elevación de los valores de marcadores de inflamación en la sangre , como proteina C-reactiva ( PCR) y Factor de Necrosis Tumoral-alfa ( TNF-alfa). Mantener un estado nutricional adecuado es esencial para preservar la funcionalidad del sistema inmunológico y prevenir las enfermedades, relacionadas con este fenómeno. .

Modulando la Microbiota Intestinal: Estrategias Clave

La microbiota intestinal, también conocida como flora microbiana, juega un papel crucial en la salud digestiva y general, incluyendo las enfermedades inflamatorias y аutoinmunes. La modulación de la microbiota intestinal se refiere a la capacidad de cambiar la composición y la actividad de los microorganismos que habitan en el intestino con el objetivo de mejorar la salud. Varias estrategias pueden contribuir a este objetivo.

  1. Dieta equilibrada y rica en fibra: Consumir una dieta equilibrada rica en fibra proveniente de frutas, verduras, legumbres y granos enteros puede promover un ambiente propicio para el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino.

  2. Probióticos y Prebióticos: Incluir alimentos ricos en probióticos, como yogur y chucrut, introduce bacterias beneficiosas directamente en el intestino. Al mismo tiempo, el consumo de alimentos prebióticos, como ajo y plátanos, proporciona nutrientes que alimentan a las bacterias beneficiosas existentes.

  3. Evitar el exceso de antibióticos: El uso prudente de antibióticos es crucial, ya que el exceso puede alterar la microbiota al eliminar no solo las bacterias perjudiciales sino también las beneficiosas.

  4. Manejo del estrés: Practicar técnicas de manejo del estrés, como la meditación, puede tener efectos positivos en la salud intestinal.

  5. Suplementos prebióticos y probióticos:En algunos casos, se pueden utilizar suplementos prebióticos y probióticos para mejorar la composición de la microbiota. Sin embargo, es crucial consultar a un profesional de la salud antes de tomar cualquier suplemento.

  6. Variar la dieta: Introducir variedad en la dieta también puede ser beneficioso para la microbiota. Diferentes alimentos contienen diferentes tipos de fibras y nutrientes que pueden favorecer a distintas cepas de bacterias.

  7. Evitar alimentos ultraprocesados: Los alimentos ultraprocesados, ricos en grasas saturadas y azúcares, pueden tener un impacto negativo en la microbiota. Optar por alimentos frescos y menos procesados puede ayudar a mantener un ambiente intestinal más saludable.

La Dieta Mediterránea como Herramienta Moduladora de Inflammaging

La Dieta Mediterránea, un patrón alimentario tradicional basado en los hábitos de las poblaciones cercanas al Mar Mediterráneo, se ha destacado por sus beneficios para la salud y su asociación con la prevención de enfermedades crónicas.

  1. Consumo abundante de frutas y verduras: Esta dieta fomenta el consumo diario de una variedad de frutas y verduras frescas, proporcionando nutrientes esenciales y antioxidantes.

  2. Aceite de oliva como principal fuente de grasa: El aceite de oliva extra virgen, rico en ácidos grasos monoinsaturados, es la principal fuente de grasa y está asociado con beneficios para la salud cardiovascular.

  3. Consumo moderado de pescado y aves: La inclusión regular de pescado graso y aves de corral se alinea con los principios de una alimentación saludable.

  4. Limitación de carnes rojas y productos lácteos: La Dieta Mediterránea limita el consumo de carnes rojas y productos lácteos, favoreciendo así una ingesta balanceada.

  5. Consumo regular de legumbres, nueces y semillas: La inclusión de legumbres, nueces y semillas aporta proteínas, fibra y grasas saludables.

  6. Inclusión moderada de vino tinto: El consumo moderado de vino tinto, con sus antioxidantes, es una característica distintiva.

Restricción Calórica (RC) - una práctica dietética para salud y longevidad

La restricción calórica (RC) es una práctica dietética que implica reducir la ingesta calórica total sin llegar a la malnutrición. En otras palabras, se trata de consumir menos calorías de las que normalmente se necesitarían para mantener el peso corporal. La restricción calórica es conocida por sus potenciales beneficios para la salud y la longevidad.

Numerosos estudios en animales han demostrado que la restricción calórica puede tener efectos positivos en la salud, como la reducción de la incidencia de enfermedades relacionadas con la edad y la prolongación de la vida. Además, la RC se ha asociado con mejoras en la función metabólica, la regulación de la glucosa, la resistencia a la insulina y la reducción de la inflamación sistémica.

Es importante destacar que la restricción calórica debe llevarse a cabo de manera cuidadosa para evitar la malnutrición y garantizar que se obtengan los nutrientes esenciales necesarios para el mantenimiento de la salud.


Conclusión: Promoviendo la Salud a Través de la Nutrición y la Microbiota

En resumen, la relación entre la inflamación del envejecimiento y la nutrición, especialmente a través de la Dieta Mediterránea y estrategias para modular la microbiota intestinal, revela un camino prometedor hacia un envejecimiento más saludable. La combinación de una dieta equilibrada, rica en nutrientes y basada en principios de la Dieta Mediterránea, junto con prácticas que favorezcan la salud de la microbiota, puede contribuir significativamente a la prevención de enfermedades relacionadas con la edad y al mantenimiento de la vitalidad a lo largo de los años.

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